La especialista dijo que las acciones de 'ver y hacer' aplican en todas las esferas de la vida al grado de que astronautas, corredores de fórmula uno y más recientemente los expertos en neurocirugía, entrenan mediante videojuegos.
En la población pediátrica los videojuegos si bien consiguen efectos positivos en cuanto a incrementar la atención, concentración, destreza y decisión, el hecho de no tener una supervisión por parte de sus padres en cuanto al contenido y el tiempo que dedican a esta actividad, va a repercutir en la socialización del niño, tornándolo aislado y también podría tender a ser violento.
La región cerebral que más se activa al estar jugando en la computadora, el celular o la tablet es la frontal y precisó que “la función de los lóbulos frontales es la iniciativa y la motivación, y esto provoca que el niño juegue por tiempos prolongados, surgiendo entonces un sustrato de adicción”, que puede persistir incluso hasta la adultez con repercusiones importantes en el desenvolvimiento del individuo.
Así, dijo, para lograr el efecto positivo de los videojuegos, en primer lugar es importante supervisar que su contenido “no sea violento”, pero además hay que dosificar el tiempo que dedican a esta actividad.
Alternar actividades a lo largo del día, incluyendo los videojuegos, es lo ideal para obtener los mejores resultados: serán niños con mayor capacidad de decisión, atención y concentración.
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